Telecos y privacidad

De la era PostCovid y el teletrabajo a la era de Minority Report

La pandemia del Covid-19 ha dejado una huella imborrable en todos nosotros y en nuestros derechos fundamentales, que se han visto seriamente mermados.

Por Jesús Acevedo

La pandemia del Covid-19 ha dejado una huella imborrable en todos nosotros y en nuestros derechos fundamentales. Derechos que obligatoriamente han de ser revisados en cuanto al sistema de garantías constitucionales por el abuso y desuso que con la excusa del confinamiento, se han visto seriamente mermados en cuanto a su exigibilidad.

Y es que lo que hemos llamado en estos meses "teletrabajo", ni es teletrabajo ni se le acerca. Ha sido un batiburrillo de fórmulas insostenibles en donde ni se ha garantizado la formación del trabajador a la hora de manejarse con las distintas aplicaciones que se nos han autoimpuesto (Zoom y sus primas hermanas), la igualdad así como a la conciliación personal y laboral, o simplemente el mantenimiento de los gastos pertinentes como luz, agua o electricidad. Gastos que en la mayoría de las ocasiones deberían de ser asumidos por la empresa y prueba de ello es la ley sobre el teletrabajo que ahora mismo se está cociendo (a fuego rápido para variar, con lo buenas que están las cosas que se cocinan a fuego lento).

Tras los sacrilegios que se han mantenido durante el confinamiento respecto al teletrabajo (especialmente por ser una modalidad de trabajo impuesta y no fruto de la libre voluntad de las partes que conforman la empresa y el trabajador), hemos tenido que salir a la calle a enfrentarnos a la "nueva normalidad". Y en esa aparente normalidad, los controles de temperatura se han puesto a la orden del día. Que voy a un bar, que voy al tanatorio, que voy al gimnasio, que voy al aeropuerto.. ¿control de temperatura? Y es que estoy seguro de que mis apreciados lectores podrán diferenciar la idoneidad e incluso la proporcionalidad de tomar la temperatura a los guiris que se bajan del avión respecto al parroquiano habitual de una peña de fútbol que tras varios meses sufriendo, puede volver a su peña y a su fútbol. Sin embargo, no todo vale, y menos todo control de temperatura vale. Y menos aún si la autoridades sanitarias todavía no se han puesto de acuerdo en dilucidar si una temperatura alta es sinónimo de haber patentado el coronavirus en las carnes morenas de un servidor. No a todo el mundo se le puede tomar la temperatura por mucho que se adopte como una medida de seguridad, y si se toma no se puede hacer de cualquier forma, como puede ser en la entrada al recinto a la vista y al juicio de todos los que estén allí en ese momento.

La última genialidad de esta era PostCovid ha sido la de Mercadona, en donde, en un sorprendente interés de proteger a las víctimas de determinados delitos, ha dispuesto un sistema de reconocimiento facial en sus supermercados para perfilar a todo aquel que entre en sus instalaciones y determinar si causa cualquier tipo de orden de alejamiento. No está claro si es para proteger a posibles cajeras víctimas de violencia de género o a un cliente como yo al que los kilos le pesan pero cuya endocrina si pudiera le dictaba una orden de alejamiento de las pizzas Hacendado. Ver para creer. O para perfilar.

Para perfilarte si tienes cara de que mereces estar alejado. A saber de dónde saca las imágenes Mercadona para cotejar la cara que tengamos en el momento en el que entremos en su supermercado y que nos fichen como un presunto delincuente.

La autoridad de control nacional, nuestra querida Agencia Española de Protección de Datos, ha abierto una investigación para delimitar si Mercadona actúa al margen de la ley, o posee toda la legitimación del mundo para quedarse con nuestras caras. Pero como no empecemos a ejercitar nuestros derechos y a preguntar en los cartelitos que nos ponen en las entradas a los establecimientos de una de las empresas más importantes a nivel nacional, nos van a tachar de satirones compulsivos a los que tenemos la temperatura por encima de la media en verano y no cuidamos nuestros pelos salva cuando nos van a sacar por la televisión.

Habrá que ir más al peluquero, porque Mercadona nos va a grabar todos los días de nuestra vida. Y sobre todo, mejor si vamos a un peluquero que no nos tome la temperatura.

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Jesús Acevedo es abogado y mediador.

*La película Minority Report avanzó tecnologías como el reconocimiento facial y de iris. La foto de encabezamiento es de Amblin Entertainment.

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