En materia de defensa del consumidor todavía hay mucho por lo que luchar, y no por minucias precisamente, sino por cuestiones vitales para una gran parte de la ciudadanía: pobreza energética, inexistencia de sucursales bancarias en zonas rurales, modificaciones unilaterales de determinados contratos, etcétera. Sin embargo, resulta innegable que en las dos últimas décadas ha existido una grata evolución legislativa en defensa de los consumidores y usuarios, aunque ello no signifique la consecución de una auténtica igualdad jurídica de posiciones entre consumidor y empresa.
Actualmente, el consumidor tiene una serie de derechos reconocidos por ley que las empresas han de cumplir a la hora de proporcionar el suministro de bienes o servicios contratados. Sin embargo, los derechos reconocidos por ley no son más que "papel mojado" si estos no van acompañados de herramientas jurídicas accesibles y asequibles para poder exigir su cumplimiento. La pregunta es obvia, ¿se disponen de las herramientas necesarias para que un consumidor pueda exigir el respeto y cumplimiento de sus derechos?
Para acceder a los contenidos de este número de Consumerismo debes ser socio de pleno derecho de FACUA. Pulsa aquí para darte de alta o iniciar sesión.